PASO A DESNIVEL
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN

    Sentí un dolor desgarrador en uno de mis costados. Estaba chorreando de sudor. Las vías del tren, el terreno baldío detrás de la tienda de conveniencia, bajo el desnivel, no importa donde, ella no estaba ahí. Corrí hasta la parada de autobús, pero como era de esperar, no estaba ahí. Las personas en la parada me miraron extrañado, ¿Qué había pasado? No teníamos planeado vernos, pero fue extraño. Siempre aparecía de forma extraña y de la nada y me seguía. Incluso si decía que era molestia, eso no era bueno. Pero incluso a los lugares que íbamos juntos, ella no estaba ahí.

    Mientras me acercaba a esa familiar pared, detuve mi paso. Era el grafiti que hicimos juntos. También fue de la primera vez que dibujó. Había una gran equis dibujada encima. Era ella. No lo vi, pero lo sabía. ¿Por qué? No lo sabía. En lugar de eso, había varias imágenes superpuestas sobre la pared.

    La imagen de ella riéndose de mí porque me acosté sobre las vías del tren y golpeé mi cabeza. El recuerdo de ella ayudándome cuando me caí mientras intentaba ayudarla a huir. Su cara molesta cuando comí el pan que le quité. Su expresión, que se disipaba cuando pasamos por las fotos familiares colgadas sobre el estudio de fotografía. Su mirada, que seguía a los estudiantes que pasaban sin que ella se diera cuenta. Mientras pintábamos esta pared juntos le dije “Cuando se ponga difícil, no te quejes de ello por ti misma. Cuéntame.” La equis estaba marcada sobre todos esos recuerdos. Era como si dijera que no eran reales. Era como si dijera que eran mentiras. Sin darme cuenta, apreté mi mano en un puño. ¿Por qué? Como era de esperarse, no tuve respuesta. Me di la vuelta y caminé. Estaba solo de nuevo. Ambos, ella y yo.



    Mientras Hoseok estaba en su celular, comencé a juguetear pateando el sucio piso que estaba cubierto por su sombra. Su rostro demostraba con una sonrisa un “Park Jimin, has crecido mucho.” No tomó dos horas llegar a casa desde la escuela. No son ni 30 minutos si tomas el autobús, y si tomas los caminos principales, son solo 20 minutos. Sin embargo, él siempre insistía en tomar caminos alternos, caminar por pendientes pronunciadas, y cruzar los pasos peatonales. El año pasado, me transferí de escuela tras salir del hospital. La escuela estaba lejos de casa, y no conocía a nadie. Pensé que estaría bien. Ya me había cambiado de escuela muchas veces, y como no sabía cuándo tendría que volver al hospital otra vez, no pensé que fuera la gran cosa.

    Pero, lo conocí a él. No había pasado mucho desde el inicio del semestre. Como si nada, comenzó a venir y caminar durante dos horas a mi lado. Pasó un tiempo hasta que me di cuenta que su casa no quedaba por la misma dirección. No pude preguntarle por qué. Esperaba que nuestras sombras, avanzando lado a lado, juntos bajo los rayos del sol durante dos horas, continuarán por más tiempo, aunque fuera solo un día.

    Lancé una patada a su sombra de nuevo y escapé mientras él seguía en su celular. Colgó y comenzó a perseguirme. El ardiente sol derritió el helado, y el sonido de las cigarras taladraron en mis oídos. De pronto, tuve miedo. ¿Cuántos días como este quedaban por vivir?