COMPLEJO ESCOLAR SONGJU JEIL
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN

  • Nota: el Complejo Escolar de Songju Jeil incluye la Escuela Media-Superior Songju Jeil, la Escuela Media Songju Jeil y el Salón de Almacenamiento.

  • ¡Complejo Escolar Songju Jeil puede encontrarse en el libro de letras gráficas de You Never Walk Alone y por el libro de letras gráficas de House of Cards!

    • Nos dirigimos al centro del salón de clases. Viejas sillas y mesas y pancartas de eventos doblados aparecieron bajo la lámpara de mi celular. El salón sin uso lucía cada vez más y más viejo. Busqué a mí alrededor ¿Qué ocurrió aquí? Jimin se sentó acurrucado sobre la pared del fondo y Yoongi hyung se encaramó en la banca del piano. Namjoon hyung escribió algo en la ventana con la punta de su dedo.

      Después de un largo rato, Namjoon hyung habló. “Me recuerda a la preparatoria”. Dijo. “A como estábamos todos aquí, en medio de la noche.”

      “¿Preparatoria? No, gracias,” dijo Yoongi hyung, con algo de desprecio.

      “¿Por qué el mundo luce así? Nosotros no hicimos este mundo, ya era así cuando nacimos. ¿Entonces cómo fue que fuimos lanzados a sobrevivir aquí sin ningún arma?” Preguntó Namjoon hyung.

      Fue ahí, cuando Jimin habló. “Miren por ahí,” dijo directamente, “el nombre del papá de Seokjin hyung está aquí.”

      Fuimos al lugar que Jimin señaló. La pared estaba densamente llena de garabatos, pero entre todos ellos estaba el nombre de una persona. Las linternas de todos apuntaron en esa dirección. Jimin señaló otro nombre. “Ese es el hombre del hospital psiquiátrico,” dijo. “Aunque, no conozco los demás nombres.”

      Yoongi hyung señaló otro nombre. “Choi Gyu-ho. Él desapareció ¿no?”

      Namjoon hyung leyó el enunciado escrito debajo de los nombres. “Todo comenzó aquí.”



      La comida de hoy estuvo deliciosa. Solo era una comida escolar, nada especial, así que fue extraño. No demostré cómo me sentía. Si lo dejara salir, no sería propio de mí. Como siempre, estaba sentado con flojera en una silla y sostenía mis cubiertos como si estuviera aburrido. Pero, ciertamente la comida de hoy fue deliciosa. Taehyung y Jungkook movieron las cortinas para dejar entrar la luz del sol, cambiaron lugares, hicieron un desastre y el viento provocado por esto generó polvo. Namjoon les dijo que se mantuvieran en silencio aunque fuera la hora de la comida. Un pensamiento vino a mi mente mientras levantaba una cuchara. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que tuve una comida con el corazón tranquilo?

      Por lo que se, nuestra familia no hablaba durante la hora de la cena. Tampoco decíamos cosas como que estaba delicioso, que nos sirvieran más, o que comimos bien. Para mi familia, comer era algo que había que hacer para mantener el día a día, nada más ni nada menos. “Min Yoongi, no hagas ruido en el comedor.” No estoy seguro de cuando dijo eso mi padre, y tampoco lo puedo recordar ahora. Solamente permanecía el fuerte sonido de los cubiertos “hablando” mientras chocaban contra la mesa. No levantó su voz ni se molestó. No, no creo que si quiera me haya volteado a ver. Sin embargo, cerré la boca. Interrumpí lo que sea que estuviera diciendo y tomé una gran bocanada de comida en su lugar. Después mordí mi mejilla. Un sabor a sangre se desprendió. Dolió y pensé que pronto saldrían las lágrimas. Sin embargo, no dije que me había lastimado. No podía hablar en el comedor. Mastiqué el sangriento arroz en contra de mi voluntad.

      Alguien tomó un aperitivo de mi bandeja. Sin darme cuenta, hice una mueca, pero no era que me importara o me molestara. Esa es simplemente mi reacción a todo en general. “Yoongi está enojado. Taehyung, ¿Qué vas a hacer?” Dijo Hoseok, y Taehyung pidió disculpas de manera exagerada. Esas palabras eran exactamente las que vendrían de parte de Hoseok y Taehyung, en absoluto contrarias a ellos. Después otra ruidosa conversación vino, junto con varias carcajadas. Nadie se dio cuenta que había hablado durante la hora de la comida.



      Tras el anuncio de mi mamá de que estábamos por llegar, limpie el paño de la ventana con la manga de mi suéter. Por la ventana, miré la señal que decía Escuela Secundaria Songju Jeil. Mamá dijo que no había escuelas a las que pudiera asistir en Munhyeon, y dijo que no sabía del gran alivio que sintió con el hecho de que la secundaria Songju Jeil me aceptara. Me cambiaba de escuela seguido debido a que entraba y salía del hospital en repetidas ocasiones. ¿Cuánto tiempo podría durar en esta? En medio de mis pensamientos, pasamos por la entrada principal y el patio escolar apareció a la vista. Tal vez no había nadie ahí por el frío. Mi mamá estacionó el carro cerca del pasamano y los columpios.

      Salí del carro y observé el pasamano. Cuando miro atrás a mis primeros años, hay una memoria en particular que recuerdo vívidamente. Un recuerdo sobre un cielo azul y las nubes blancas, como sacadas de un cuento de hadas, volando hacia mí a una velocidad aterradora. Antes de los eventos que ocurrieron en el Arboreto de Flores, disfrutaba el patio de juegos a un nivel inusual. Según mi mamá, solía salir a jugar en la mañana y regresar hasta la tarde. Mi parte favorita era el columpio. Si te abalanzabas fuertemente con los pies, te acercaría hasta el cielo hasta estar cerca del vértigo. Aunque diera miedo, me gustaba ese sentimiento vertiginoso.

      Me volví curioso sobre lo que se sentiría si algún día lograba darle la vuelta completa. Ninguno de los niños en mi vecindario pudo haberlo hecho. Les dije a mis amigos que me empujaran con todas sus fuerzas, y debido al esfuerzo que puse sobre mi cuerpo, comencé a ir cada vez más alto. El cielo azul y las nubes blancas se precipitaron sobre mí. Cuando estuve en el punto más alto, me mareé y caí desde el columpio. Cuando abrí mis ojos, estaba tirado sobre la arena. Tenía un puño de arena en mi boca y creo que mi rodilla estaba sangrando, pero extrañamente, eso no dolía. Tan solo estaba molesto porque no pude lograr dar la vuelta completa.

      Como si me adueñara de los recuerdos de alguien más, recordé la imagen de mí mismo sobre ese columpio. ¿Acaso estaba Park Jimin, quien se balanceaba tan celosamente en ese columpio, creciendo en un lugar que desconozco, manteniendo esa misma apariencia y personalidad? Observé el columpio tras esos pensamientos, pero escuché que mi mamá me llamaba. Encaré la entrada de la escuela. La Escuela Secundaria Songju Jeil. Era la quinta escuela a la que asistía.



      Una maceta, desconozco quién la trajo, ocupaba espacio frente a la ventana del salón de almacenamiento. De entre los chicos más jóvenes, ¿Quién traería una maceta para flores? Saqué mi celular. En el cuarto de almacenamiento que siempre está oscuro porque no hay electricidad, hojas de césped podían ser vistas en contraste a la luz nublada que pasa por la sucia ventana. La foto que saqué con mi celular no salió bien. No era solo porque la tomé desde el celular. Siempre he pensado que las fotografías no pueden capturar las cosas como lo hace el ojo humano.

      Mientras me acercaba, pude ver la H en la parte de debajo de la maceta. La volteé. Apareció escrita en ella “Maceta de Hoseok”. Reí entre dientes. Si te preguntas quién entre los chicos más jóvenes traería una maceta para flores, no podría ser nadie más que Hoseok. Después de poner la maceta debajo de modo que se cubriera hasta la H, miré a mis alrededores. No me percaté hasta ese momento, pero la pared que sostenía la ventana estaba cubierta con garabatos. No solo era esta pared, había garabatos en las demás paredes y en el techo también. Pasa la escuela, o muere. El nombre del amor no correspondido de alguien. Fechas, e incontables nombres que ahora eran imposibles de leer.

      Este cuarto no fue para almacenamiento desde el inicio. Estudiantes venían aquí todos los días, tenían sus clases, y al final del día, el lugar se vaciaba otra vez. Durante las vacaciones de verano, se vaciaría, pero durante el primer día de clases, los estudiantes lo llenarían de manera ruidosa. En ese tiempo, ¿habría estudiantes como nosotros que serían castigados y se saltarían sus clases? ¿Habría maestros que infringirían cruel violencia, interminables exámenes y tareas? ¿Y habría alguien como yo? Alguien que hablaría con el director acerca de sus amigos.

      En medio de esto, pensé si estaría el nombre de mi padre también. Este lugar era el alma mater de mi padre. Mi padre es una persona que creía que el atender a la misma preparatoria y universidad de generación en generación daba dignidad a las tradiciones familiares. Mientras pasaba mis ojos sobre los nombres, encontré el nombre de mi padre. Alrededor del medio de la pared de la izquierda. Estaba entre varios nombres. Abajo de eso, estaba escrita esta oración: Todo comenzó aquí.



      “Hyungs… ¿cuáles son sus sueños?” Debido a mis palabras, voltearon a verme. “Es decir, pregunto porque tengo que escribir acerca de mis esperanzas del futuro”. Mientras murmuraba, Seokjin abrió la boca y empezó a contestarme con un “mmm”. “Creo que no tengo un sueño. Quizá… ¿ser una buena persona?” Dijo hyung con un tono de pena en sus palabras. Luego, Yoongi, quien había estado recostado sobre el banco del piano, dijo en un desinteresado tono “Está bien si no tienes sueños. Yo no los tengo. Me convertiré en nada”. Todos comenzaron a reír por las palabras de Yoongi.

      “Me convertiré en superhéroe. Voy a salvar al mundo de los villanos,” dijo Taehyung mientras se paraba de la silla y daba la cara al cielo haciendo una pose con sus brazos alzados. Hoseok lo regañó, diciéndole que se bajara rápido de ahí para que no se lastimara por estar jugando. Después, agregó, “Quiero encontrar a mi mamá y vivir feliz. Ser feliz, ese es mi sueño.” Mientras decía eso, mantenía una feliz sonrisa en su rostro. “¿Así que no eres feliz ahora?” Fue Jimin quien dijo eso. Hoseok dijo, “¿con que es así?” mientras mostraba una ridícula expresión de preocupación. Después, encaró a Jimin y le preguntó. “¿Cuál es tu sueño?” “¿Yo?” Jimin pestañeó con nerviosismo y respondió, “En preescolar quería convertirme en presidente, pero no sé lo que quería ser después de eso realmente.”

      Ahora solo faltaba Namjoon de responder. Hyung, quien sintió los ojos de todos sobre él, encogió sus hombros y abrió su boca. “Quisiera decir algo bonito, pero yo tampoco tengo un sueño realmente. Deseo que suban mi salario en mi trabajo de medio tiempo.” Asentí y volví mi vista a mi reporte. El trabajo sobre esperanzas para el futuro se dividía entre estudiantes y padres de familia. ¿En qué me quería convertir? No pude pensar en nada sobre lo que escribir.



      Abrí la puerta del almacén y entré a la habitación. Era una noche a mitad del verano, la brisa que permanecía cálida se mezclaba con el olor del moho y polvo. Varias escenas pasaron momentáneamente por mi mente: el recuerdo de los brillosos zapatos del director, la expresión en la cara de Namjoon mientras estaba parado frente a la puerta, el último día de clases, cuando ignoré a Hoseok y regresé por mi cuenta. De pronto, me dolió la cabeza y sentí escalofríos. Una emoción compleja, que podría ser descrita como molestia y miedo, surgió con el dolor. La señal que sentí en mi cuerpo y mi corazón estaba clara: tenía que salir de ahí.

      Taehyung se dio cuenta de mi expresión y me tomo por el brazo. “Hyung, inténtalo un poco más. Trata de recordar lo que sucedió aquí.” Me quité de encima su mano y me di la vuelta. Mi corazón estaba ardiente y sofocado de tantas vueltas que le di durante horas. Me encontraba más allá de exhausto. Mis amigos me observaban con expresiones que delataban que no sabían que deberían decir. Recuerdos. Los recuerdos que me contó Taehyung eran historias sinsentido para mí. Las cosas que hice, las cosas que me pasaron, la historia de lo que habíamos hecho juntos. Podría haber sido así. Creo que en realidad fue así. Pero los recuerdos no se tratan de comprender o entender. No es algo que comprendes con la experiencia. Es algo que tiene que estar profundamente arraigado en tu corazón, mente y alma. Pero los únicos recuerdos que tengo de aquí son cosas malas. Eran cosas que me angustiaban y me hacían querer huir.

      Una riña surgió entre mí, quien quería regresar, y Taehyung, quien intentaba detenerme. Pero ambos estábamos cansados. Tan solo golpear, esquivar y bloquear eran actos que se sentían como si estuviéramos en un viscoso y caliente líquido, donde las cosas se vuelven lentas y pesadas de realizar. Los pies de Taehyung y míos estuvieron ligeramente enredados. Sentí mi hombro golpear el piso, y de un momento a otro, perdí el equilibrio y me tambaleé.

      Al principio, no sabía que había pasado. Debido al pesado polvo, no podía abrir mis ojos o respirar. Comencé a toser sin control. “¿Estás bien?” tras escuchar esto, me di cuenta que había caído al piso. Cuando me levanté, me di cuenta que había colapsado, lo que pensé, era una pared. Más allá de aquella pared, había un espacio algo extenso. Por un momento, todo se mantuvo quieto. “Oh por dios, ¿Cuántas horas hemos estado aquí?” alguien dijo. Nunca habría imaginado que habría un lugar así tras esa pared. Pero, ¿Qué era eso? Mientras el polvo se asentaba, pude distinguir un armario en el centro de ese lugar vacío.

      Namjoon abrió la puerta del armario. Yo di un paso al frente. Dentro de ese lugar, había un cuaderno. Namjoon tomó ese cuaderno y lo abrió en la primera página. Mi respiración se detuvo por un momento, pues en la primera página del cuaderno, estaba escrito un nombre que no habría imaginado nunca. Era el nombre de mi padre. Namjoon iba a darle vuelta a otra página, pero le arrebaté el cuaderno antes de eso. Namjoon me miró sorprendido, pero no me preocupó. Empecé a hojear las páginas como si este se cayera a pedazos.

      Dicho cuaderno estaba escrito a puño y letra de mi padre, y contenía en él las experiencias de mi padre y sus amigos durante la escuela. Estas no eran diarias, había meses que se habían saltado. Incluso había páginas que no se podían leer muy bien debido a manchas que parecían sangre. Incluso así, lo supe. Mi padre había pasado por lo mismo que yo. Como yo, él había cometido errores y equivocaciones, y había corrido tratando de solucionarlos.

      Escrito en el diario de mi padre, había registros de errores y errores. Al final, mi padre se rindió y falló. Lo olvidó, se dio la vuelta, y evitó a toda costa. Traicionó a sus amigos. En la última página con algo escrito sobre ella, sólo quedaban manchas de tinta negra. La tinta se coló sobre las siguientes páginas en blanco, incluso hasta la última. Esas manchas representaban los errores de mi padre.

      No sé qué tanto tiempo había pasado, que mis sentidos se habían atenuado. El viento que se colaba por la ventana se sentía frío, por lo que se sentía como el momento más oscuro del día. Creo que era justo antes de que saliera el sol. Mis amigos, como Namjoon, estaban dispersos aquí y allá, durmiendo en el suelo. Levanté mi cabeza y observé la pared. Había visto el nombre de mi padre escrito aquí, en algún lugar. Esta oración estaba escrita justo debajo: Todo comenzó aquí

      En el momento que intenté cerrar el cuaderno, sentí algo golpear la punta de mis dedos. Sobre las manchas de tinta, se distinguían palabras un tanto oscuras. Desde el exterior, comencé a sentir una energía nublada. El sol estaba a punto de salir. Sin embargo, la noche aún no terminaba. Era ese momento en que no era de noche, pero tampoco de amanecer. Sobre las manchas de tinta, mientras la oscuridad se mezclaba con una brumosa luz, algo apenas visible apareció escrito entre líneas.

      Ese cuaderno contenía más que solo registros de memorias. Sobre las letras, en los márgenes y espacios en blanco, aún estaban las cosas que mi padre había olvidado, así como las que no quería recordar. El color se había disuelto, pero las marcas quedaron plasmadas sobre el papel; las incontables experiencias y miedos de mi padre bajo mis dedos. Desesperación, que parecía, no podía ser dominada con la esperanza baja. El mapa de la distorsionada alma de mi padre permanecía aquí.

      Cuando cerré el cuaderno, las lágrimas fluyeron. Me quedé en esa posición, sentado por un rato, y cuando levanté mi cabeza, mis amigos seguían durmiendo. Los observé uno por uno. Tal vez, teníamos que regresar a este lugar. Aquí es donde todo comenzó para nosotros. Sabía lo que significaba lo que habíamos hecho juntos y la felicidad de nuestras risas que compartimos entre nosotros. El inicio de los errores que cometí, la primera equivocación que no podía admitir en voz alta fue abandonada una vez más como una herida.

      Tenía la idea de que nada de esto era coincidencia. Este era el lugar al que tenía que llegar al final. Las veces que me equivoqué durante ese tiempo. Por todo ello, descubrí el significado de la agonía y tormento por el que pasé. Por fin, pude tomar los primeros pasos para encontrar el mapa de mi alma.



      Cuando llegué a la entrada principal de la escuela, escuché el sonido de cigarras. El patio de juegos estaba lleno de niños riendo, jugando, y corriendo unos con otros. Al inicio de las vacaciones de verano, todos estaban emocionados. Caminé por donde estaban ellos con la cabeza abajo. Quería irme de la escuela rápido.

      “Hyung.” Volteé hacia atrás tras notar la sombra de alguien aparecer repentinamente. Eran Hoseok y Jimin. Me miraron con esos ojos, juveniles y juguetones, y con esas sonrisas, grandes y de buena fe, como siempre. “Hoy comienzan las vacaciones, ¿ya te vas?” Preguntó Hoseok mientras jalaba de mi brazo. “Si, si,” dije sin realmente sentirlo y regresé mi mirada. Lo que ocurrió aquel día fue un accidente. No quería que sucediera así. No pensé que Jungkook y Yoongi fueran a estar en el salón en ese momento. El director sospechó que estaba encubriendo a mis amigos. Amenazó con decirle a mi padre que no era un buen estudiante. Tenía que decir lo que sea. Lo hice porque pensé que el escondite estaría vacío. Sin embargo, resultó en Yoongi siendo expulsado de la escuela. Nadie sabía que yo tenía algo que ver con eso.

      “¡Disfruta tus vacaciones!, Te llamaré.” Adivinando mi expresión, Hoseok removió su mano y me despidió de forma más alegre. Esa vez tampoco respondí. No había nada que pudiera decir. Cuando salí de la entrada principal, recordé mi primer día en la escuela. Llegamos tarde y fuimos castigados por ello. Entonces, pudimos reír. Yo fui quién arruinó esos momentos.



      Corrí y me deslicé en el pasillo haciendo ruido. Luego me detuve. Pude ver a Namjoon parado frente a nuestro salón. Nuestro salón. Sin que nadie lo supiera, había nombrado ese lugar como “nuestro salón”. De Jungkook, los hyungs y mío, nuestro salón, me acerqué conteniendo mi respiración. Pensé en sorprenderlo.

      “¡Director!” Tras dar unos cinco pasos, pude escuchar una voz desesperada colarse por la ventana del salón que estaba ligeramente abierta. Se escuchaba como Seokjin. Me detuve. ¿Estaba Seokjin hablando con el director en ese momento? ¿En nuestro salón? ¿Por qué? Luego escuché los nombres de Yoongi y mío, y observé a Namjoon quien reaccionó sorprendido. Como si se hubiera dado cuenta del ruido, de pronto Seokjin abrió la puerta. Tenía un teléfono en su mano. Su aturdida y sorprendida expresión era aparente. No pude ver qué cara puso Namjoon. Me escondí y observé la escena. Como si fuera a justificarse, Seokjin abrió la boca, pero Namjoon levantó su mano y dijo “está bien.” La expresión de Seokjin decía “¿Qué significa eso?” “Si estás haciendo esto, debe haber un motivo.” Tras decir eso, Namjoon pasó a un lado de Seokjin y entró al salón. No lo creía. Seokjin había hablado con el director sobre cosas que habíamos hecho Yoongi y yo en días pasados. Habló sobre que nos saltamos clases, que brincamos la barda y que peleamos con otros chicos. Pero Namjoon dijo que estaba bien.

      “¿Qué haces ahí?” di la vuelta sorprendido, eran Hoseok y Jimin. Hoseok fingió más sorpresa y puso su brazo alrededor de mis hombros. En la confusión del momento, Hoseok me arrastró al salón. Seokjin y Namjoon se dieron la vuelta mientras hablaban. Seokjin se levantó precipitadamente y se fue, mientras se excusaba con que algo urgente había surgido. Observé cuidadosamente las expresiones de Namjoon. Él, quien observaba a Seokjin irse, nos sonrió como si nada hubiera pasado. En ese momento, los pensamientos llegaron. Si Namjoon había hecho eso, habría tenido un motivo. Hyung sabe mucho más que yo, es más inteligente que yo, y más adulto. Y este es nuestro salón. Entre al salón con mi sonrisa tonta por la que los demás me molestan, llamándola “rectangular”. Pensé que no le contaría a nadie sobre la conversación que había escuchado.



      “Jeon Jungkook. ¿Estos días no vas tan seguido a ese lugar, verdad?” No respondí nada. Solo me quedé parado observando mi tenis. No respondí y fui golpeado con un libro en la cabeza. Aun así, no contesté. Era el salón donde me reunía con ellos. Después del día en que, andando por ahí con los demás, descubrimos ese salón, no ha habido un solo día en que no fuera ahí. Tal vez ellos no lo sabían. Decían que tenían citas, o que estaban en sus trabajos de medio tiempo, así que no visitaban el lugar. Había veces que no veía a Yoongi o Seokjin hyung durante días. Pero, para mí no fue el caso. Iba ahí todos los días sin falta. Incluso hubo días en que nadie iba en todo el día. Aun así, eso estaba bien. Porque ese era el lugar, no importa si no fuera hoy, o mañana, o el día después de mañana, estaba bien porque ellos volverían a ese lugar.

      “No has aprendido nada más que cosas malas perdiendo el tiempo por ahí.” Me golpearon otra vez. Les miré fijamente. Otra vez, otro golpe. Recordé la imagen de Yoongi siendo golpeado. Apreté mis dientes y aguanté. No quería mentir diciendo que no había ido a ese salón.

      Ahora, estoy parado frente a ese salón de nuevo. Pensé que si abría la puerta, ellos estarían ahí. Pensé que se darían la vuelta para preguntarme “¿Por qué llegas tan tarde?” mientras se reunían a jugar. Seokjin y Namjoon estarían leyendo libros, Taehyung estaría jugando algún juego, Yoongi estaría tocando el piano. Hoseok y Jimin estarían bailando.

      Sin embargo, al abrir la puerta, el único que vi ahí dentro fue a Hoseok. Estaba ordenando las cosas que habíamos dejado ahí. Solo me quedé parado, sosteniendo la manija de la puerta. Hyung se acercó a mí y puso sus brazos sobre mis hombros. Después, me llevó a la salida. “Ya vámonos.” Cerró la puerta. Entonces me di cuenta, que esos días se habían ido, y no volverían nunca más.



      Un olor húmedo provenía de la oficina del director a la cual llegué tras seguir a mi padre. Diez días después de regresar de Estados Unidos, fue un día antes que me enteré que tendría que regresar a la escuela con año atrasado, debido a las diferencias entre el sistema escolar de cada país. “Cuide bien de él, por favor.” Antes de que me diera cuenta, me estremecí ante el tacto de la mano de mi padre sobre mi hombro. “La escuela es un lugar peligroso. Necesitamos tener regulaciones.” El director me estaba viendo fijamente. Cada vez que el director hablaba, se sacudían las arrugas de sus ojos y la piel alrededor de su boca, y por dentro de sus labios oscuros, se veía completamente de un rojo oscuro. “¿No lo crees, Seokjin?” Tras titubear ante la inesperada pregunta, mi padre apretó su agarre sobre mi hombro. Su mano apretaba tanto que los músculos de mi cuello palpitaron. “Creo que lo harás bien.” El director mantenía el contacto visual, y mi padre ponía cada vez un poco más de fuerza en su agarre. Apreté mi puño debido al dolor que sentía, como si el hueso de mi hombro fuera a romperse. Mi cuerpo tembló y comencé a sudar frío. “Ciertamente debes decírmelo. Seokjin tiene que convertirse en un buen estudiante.” El director me miró sin sonreír. “Si.” Apenas deje salir la respuesta, el dolor desapareció en un momento. Pude escuchar el ruido de las risas de mi padre y el director. No pude levantar mi cabeza. Observé los zapatos cafés de mi padre y los zapatos oscuros del director. No supe de dónde venía esa luz, pero brillaban. Le temía a ese brillo.



      Me quité la camiseta otra vez. El yo en el reflejo del espejo no era como yo. La camiseta con la palabra “DREAM” (t/n: sueño/sueña) sobre ella no era mi tipo de ninguna forma. El color rojo, la palabra “dream”, el estilo ceñido, nada de eso me gustaba. Como estaba molesto, tomé un cigarro y busqué un encendedor. No estaba en los bolsillos de mi pantalón, y me di cuenta mientras buscaba dentro de ellos. Se lo llevaron. Me lo arrebataron de las manos sin dudarlo. Entonces me lanzaron esta camiseta y esta paleta.

      Alboroté mi cabello y me levanté, pero escuché el sonido de un mensaje de texto. En cuanto note los tres caracteres del nombre en la pantalla de mi celular, mi corazón se desplomó en un ruido sordo mientras mis alrededores se volvían brillantes. Rompí el cigarro a la mitad y revisé el mensaje. De pronto, el yo en el espejo estaba sonriendo. Vistiendo una camiseta roja ceñida al cuerpo con la palabra “DREAM” impresa en ella, sonreí como si fuera algo bueno.



      Mientras caminábamos a través del salón de almacenamiento, el cual se había convertido en un escondite para nosotros que no teníamos a dónde más ir, coloqué algunas sillas en forma vertical. Mientras hacía eso, levanté las mesas que se habían caído y sacudí el polvo con la palma de mi mano. Las últimas veces vuelven sentimentales a las personas. Hoy era mi último día en esta escuela. Decidimos mudarnos hace dos semanas. Tal vez ya no pueda regresar de nuevo. Tal vez ya no pueda volver a ver a mis amigos.

      Doble un pedazo de papel a la mitad y lo dejé sobre el escritorio. Tomé un lápiz, pero como no sabía qué palabras escribir, el tiempo voló. Mientras escribía palabras sin sentido, la punta del lápiz se rompió. “Tenemos que sobrevivir.” Mientras la punta se rompía, había un garabato escrito en el papel, sin darme cuenta, dejando pedacitos de grafito detrás. Entre el polvo negro de grafito y el garabato, había miserables historias dispersas sobre la pobreza, los padres, hermanos menores y mudanzas.

      Hice bola el papel y lo dejé en mis bolsillos mientras me levantaba. Mientras empujaba la mesa, se levantó algo de polvo. Mientras me daba la vuelta, soplé la sucia ventana y dejé escritas tres letras. No existe despedida satisfactoria, pero aún sin decir nada, puedo expresarlo todo. “Veámonos otra vez.” Más que una promesa, era un deseo.



      Cuando toqué la tecla del piano con mi mano, estaba cubierta en polvo. Mientras ponía fuerza sobre la punta de mi dedo, se escuchó un sonido diferente al que hacía cuando él tocaba. Han pasado más de diez días desde que vino a la escuela. Los rumores dicen que lo expulsaron. Namjoon y Hoseok no me han dicho nada, y no podía preguntarles porque había algo que me asustaba de ello. Ese día, hace dos semanas, cuando el profesor abrió la puerta de nuestro escondite y entró, solo estábamos nosotros dos adentro. Era un día en que los padres visitaban la escuela. No quería estar en el salón de clases, así que sin pensarlo, me dirigí al escondite. Hyung no volteo a verme y continuó tocando el piano, yo coloqué dos mesas juntas y me acosté, cerré los ojos como si estuviera dormido. En esencia, el piano y hyung parecían ser diferentes de inicio, pero en realidad eran algo que no podría ni imaginar separados. Cuando lo escuchó tocar el piano, por alguna razón, quiero llorar.

      Cuando sentí que iba a llorar, me di la vuelta y la puerta se abrió como si se fuera a romper, y el sonido del piano fue cortado repentinamente. Recibí una cachetada, retrocedí y finalmente caí al suelo. Agachado y aguantando el abuso verbal, escuché como la voz se detuvo de repente. Cuando levanté la cabeza, él golpeó su hombro con el del maestro y se paró frente a mí, bloqueándome. Sobre sus hombros, pude ver la confundida expresión del maestro.

      Traté de presionar la tecla del piano. Imité la canción que él solía tocar. ¿Realmente fue expulsado? ¿No regresaría nunca más? Él dijo que unos cuantos golpes y porrazos eran comunes para él. Si no fuera por mí, ¿no se habría opuesto al profesor? Si no fuera por mí, ¿Él aún seguiría aquí, tocando el piano?



      Todas a la vez, las imágenes de las fotos sobre el suelo parecían moverse. Jungkook volteó a verme, como si hubiera escuchado el ruido de las risas de Hoseok y Jimin. Al siguiente instante, pude escuchar el piano de Yoongi. Namjoon y Taehyung se rieron y corrieron en la playa. Esos momentos se elevaron de las fotografías y se suspendieron en el aire como una película. Había música y explosiones de risas en la iluminada luz del sol. Momento tras momento, uno encima del otro y una película tras otra reproducida, se sentía como algo no identificado fue lanzado desde mi corazón. Corrió por mis venas hasta cada parte de mi cuerpo. Una especie de presa en mi cabeza se tambaleó y los recuerdos brotaron como si se tratara de una inundación. Giraron en mi cabeza tan furiosamente que no pude volver a mis cinco sentidos. La habitación entera estaba encendida con recuerdos, recuerdos malos, recuerdos nostálgicos, recuerdos preocupantes y recuerdos agradables se arremolinaban alrededor de mí. Mientras los observaba, sentí algo inimaginable. ¿Cómo pude haber olvidado todos estos momentos? Luego lo vi. Algo estaba reluciendo en mi bolsillo.



      Le envié el archivo con la canción a Seokjin hyung y luego me recosté. Había encontrado algo escrito en los márgenes de la partitura que traje del aula de mantenimiento. “Si estamos juntos, podemos reír.” No era mi escritura. Recordé algo de hace un tiempo. Era un día de niebla, y de alguna forma, Seokjin hyung y yo nos topamos en el campo de atletismo. Estábamos incómodos, metí las manos en mis bolsillos y caminé lentamente a propósito. Esperaba que me dejara atrás, pero hyung no era así. En lugar de eso, hizo intentos revueltos de crear conversación, y cada vez que lo hacía, se volvía más incómodo. A pesar de eso le pregunté, “¿Cuándo fue la última vez que te reíste de verdad, hyung?” hyung no respondió. No pregunté de nuevo.

      Si estamos juntos, podemos reír. De alguna forma u otra, esa oración parecía la respuesta a mi pregunta. No estaba seguro de si hyung la había escrito. No necesitaba estar seguro. La melodía en la partitura era infantil. Solo habían pasado dos años, pero mi música de ese entonces era insuficiente y agresiva. No se conectaba suavemente y no era hermosa. Cuando pensaba en la preparatoria, pensaba en ponerme borracho e ir por ahí tambaleándome, pero no es como que cada día haya sido así. Me la pasé despierto toda la noche puliendo mi canción de ese entonces, y le di un nombre, “Si estamos juntos, podemos reír.”



      Maté el tiempo dando vueltas, deambulando en la tienda de conveniencia. A veces, solía saltarme clases, saltando la pared de la parte de atrás de la escuela secundaria de Song Ju. Algunas veces esperaría a los hyungs en el parque que se encuentra cruzando la calle desde la tienda de conveniencia. Mire a mí alrededor. Ya había pasado un tiempo desde que visité este vecindario, pero no ha cambiado mucho. Recuerdo que la casa/las casas* de Yoongi hyung y Jungkook estaban por esta área. Mientras observaba mi entorno, vi algo que parecía un grafiti dentro de las paredes de los callejones a mi derecha. Lucía como el trabajo de Taehyung. Caminé en esa dirección.

      Inconscientemente, me detuve frente a los dibujos. Se trataba de la cara de alguien garabateada en toscas líneas negras con ninguna pista de calidez. Dije “alguien”, pero sabía de quién era ese rostro. Era el de Seokjin hyung. Tan pronto como pensé en hyung, la cara de alguien parecía sobreponerse sobre la otra. Era un rostro completamente diferente, pero ambas caras lucían idénticas. Tenían los mismos ojos. Ojos desalmados. Solo ahí me di cuenta de a quien tenía que encontrar.

      (*T/N: La traducción en inglés especifica que no le es clara esa parte del texto, pues no sabe si se refiere a si ambos Jungkook y Yoongi vivían en la misma casa, o cada quien en su respectiva casa en esa área. La traductora al inglés decidió mantener ambigüedad, así que decidí respetar eso y dejarlo de la misma manera)



      Dibujé una línea con una lata de pintura en espray color negro. Un rostro delgado, una boca que olvidó como hablar, cabello completamente seco. El rostro que había visto en mis sueños comenzó a revelarse sobre la pared gris con crudas líneas. Ahora seguían los ojos. Alcé mi mano para comenzar y enseguida di un paso atrás y me quedé ahí.

      En mi cabeza, la cara era distinta. Los ojos eran lo suficientemente claros como para darme escalofríos. Pero no sabía cómo debería expresarlo. Los ojos tan solo contenían indiferencia y frialdad en ellos, y la alegría y tristeza se habían vuelto volátiles. Había muchos colores que habían colapsado en uno solo, y los ojos parecían decir mucho porque en realidad no decían nada. Tomé la lata de pintura varias veces, pero al final, no pude dibujar los ojos.

      Han pasado dos años desde la última vez que vi a Seokjin. Supe que se fue a Estados Unidos, pero no sabía más. Era también la primera vez que aparecía en mis sueños. Ha habido ocasiones en las que me pregunto cómo le va. Recordé las cosas que ocurrieron en nuestro salón y su conversación con el director. Tenía buenos recuerdos de él, así como otros que no entendía. Pero, incluso en ese momento, no era tan frío y marchito como en mis sueños.

      Volví a ver el rostro que dibujé en la pared. Definitivamente era Seokjin. Pero no era el que yo conocía. ¿Por qué tuve un sueño como ese tan repentinamente? Era un sueño siniestro y una sucesión de horrendas escenas. Hyung observaba todas esas miserias con un semblante inexpresivo. Deje caer la mano que sostenía la lata de pintura. La frialdad de ese sueño se sintió como si estuviera golpeando mi nuca. A la lejanía, escuche las sirenas de la policía.



      Tomaba fotos mientras caminaba en la costa del mar. La apariencia de los vecinos del área cambiaba constantemente, pero el mar era el mismo para todos. Me bajé de mi carro y me dirigí a la orilla del mar. Me senté sobre la arena blanca y observé la foto que había tomado por el visor de la cámara. El momento y lugar en el que habían sido tomadas eran distintos, pero cada foto era exactamente la misma. El cielo y el mar se encontraban en la mitad de la imagen.

      Había pasado un año desde que llegue a Los Ángeles y salí de Songju como si estuviera huyendo de ahí. La casa de los padres de mi madre en los que había pasado mi infancia no se sentía desconocida, pero tampoco cómoda. Tras encontrar un lugar en el que estar, escondí mis sentimientos y sonreí incómodamente. Era el método para convertirme en una buena persona que había aprendido de mi padre. Era útil la mayoría de las veces, y fue igual en este momento.

      Desde que llegué aquí, no he fotografiado a nadie. No hay un motivo en especial. Simplemente no quería. En lugar de eso, tomaba fotografías del océano. No sabía si era porque me gustaba tomar fotos de cosas que no cambiaban. Mirando hacia atrás, es algo gracioso. No es que mis amigos hayan cambiado, tampoco es que yo haya cambiado. Originalmente, yo era ese tipo de persona, es solo que fui atrapado siéndolo. No traje conmigo ninguna de las fotos que tomé durante mis años escolares. El yo de esas fotos no es el mismo que el yo de ahora. No escondía mis sentimientos y no tenía motivo para encontrar mi lugar. Esa sonrisa incómoda era la misma, pero había algo diferente. En ese momento, mi sonrisa era genuina.

      Tomé mi cámara y capturé una foto del océano. Debido al cielo nublado, el cielo y el mar eran del mismo color. La línea donde se dividían se veía difuminada. De entre las incontables fotos que he capturado del mar, no hay ni una que sea igual a otra. El clima, la luz, el viento eran diferentes. Mi vista era diferente, y mi corazón también. La foto que tomé hoy no fue la excepción. Las incontables fotos que tomé durante la escuela también eran diferentes. Una foto contiene la visión y el corazón de la persona que las toma. Estaba asustado de enfrentarme al yo de ese pasado. ¿Qué estaban haciendo? ¿Qué pensarán de mí? Tenía miedo de esos pensamientos que rondaban mi cabeza, por lo que tome sus fotos, las coloqué en una caja, y cerré la tapa.



      Pasé las páginas de anuncios de la revista y levanté mi mirada. En el otro extremo de la mesa, por la ventana, durante varios días se sentó un rostro diferente. El pesado libro, el gran bolso, y el vaso de papel blanco eran los mismos, pero no era ella. Regresé mi mirada a la revista de nuevo. Había estado viendo la misma página por más de una hora. Apenas podía concentrarme en las letras con los repetidos pensamientos en mi cabeza. ¿Qué hago sentado aquí? No se me ocurrió ninguna respuesta. En medio de personas absorbidas en algún asunto, estaba hojeando la revista dedicadamente. Estaba impaciente en que tenía que comenzar algo. También es verdad que las cosas no funcionan así.

      Regresé la revista a su lugar y me adentre entre los estantes. Los estantes alineados que eran más altos que yo, había libros apilados. El viento que se colaba de la ventana abierta causó que el olor de los libros y polvo volaran por el aire. Recordé mis días en la escuela. Esos tiempos en que mis amigos y yo nos juntábamos en el cuarto de almacenamiento. Los libros que leía en ese entonces tenían el mismo olor. ¿El “yo de ahora” maduro desde el “yo de ese momento” aunque sea un poco? No podía afirmarlo realmente. Tal vez todo de mí se detuvo en ese momento. Me moví hacia la estantería del lado contrario. Tome un libro que había estudiado en ese tiempo. Tuve que empezar de nuevo. Uno por uno, comenzar desde donde lo dejé la última vez.



      Cuando me di la vuelta, el hospital ya estaba bastante lejos. Las flores quedaron atrás, la banca y la ventana por los que veía el río junto a ella ya no eran visibles. Mirando atrás, ella me daba un respiro en ese congestionado hospital. Cuando nos juntábamos en esa banca del hospital para hablar de esto y aquello durante las tardes, el sol se escondía muy rápido. Le conté sobre las veces que jugábamos en nuestro escondite, sobre el viaje a la playa, e incluso sobre la caminata a la estación de trenes. Ella habló sobre cada rincón y grieta que había en el hospital. No había nada que ella no supiera sobre ese lugar; desde la ventana por la que podías observar el río, hasta las escaleras secretas que llevaban al techo.

      Su habitación en el hospital estaba vacía. Aun si fue dada de alta o cambiada de habitación, no pude averiguar nada preguntándoles a las enfermeras. Por alguna razón, una parte de mi corazón se sentía vacío. Me di la vuelta y seguí caminando. Pude notar la escuela a la distancia. Piénsalo un momento, la mayoría de las historias que le conté fueron sobre los hyungs, y casi todas mis oraciones las comenzaban con “los hyungs.” Para mí que siempre estuve solo, se convirtieron en amigos, familia y guías. Todas mis historias quedaban dentro de sus historias, y yo solo existía en las conexiones que teníamos.

      Sin embargo, en algún momento, tuve esos pensamientos. Tal vez llegará el día en que ya no estén a mi lado. Un día los buscaré, pero ellos ya no estarán ahí y no sabré el porqué. No, más grave aún, no sé si pasaría algo más severo.

      Recordé esa noche. La noche en que el cielo estaba iluminado por esa gran luna, el mundo al revés, la luz de los faros llegando a mi visión que había sido puesta de cabeza, la forma del auto que pasó de largo y desapareció, la luz roja de las luces traseras, el sonido del motor que por alguna razón se había vuelto familiar. No quería hacer especulaciones sin sentido, sin embargo, ese momento regresaba a mi mente constantemente.



      Volví a mi consciencia y me encontré caminando sobre el puente. Los rayos del sol eran deslumbrantes y era difícil abrir mis ojos correctamente. “¿Por qué vine hasta aquí?” pensé, y por el mareo mi visión era borrosa. Noté que mis rodillas se estaban rindiendo, y los ruidos de los claxon de los autos que pasaban por el puente golpeaban mis oídos. De un lado, miré las profundas aguas oscuras del río Yangji.

      La tía del orfanato fue la primera persona en que yo, como un niño que había perdido a su madre, pude contar. El amanecer en el que desperté con calentura, cuando mi litera que se encontraba vacía después de que un amigo fue tomado en adopción, las veces que terminé en el hospital tras un ataque epiléptico de narcolepsia, mi ceremonia de ingreso a la primaria, hasta mi graduación de la escuela media, mi tía estuvo a mi lado.

      Ella enfermó. La voz familiar de esa llamada era un amigo más joven del orfanato. No recuerdo cómo logré llegar hasta su casa. Todo lo que recuerdo es su casa y el rostro que vi por la ventana. Soltó una risa mientras hablaba con alguien. Toda la charla sobre estar enfermo, necesitar cirugía, y ya no tener esperanza suena a mentiras. Cuando estuvimos a punto de hacer contacto visual, apenas logré esconderme. Pensé que comenzaría a llorar si veía su cara. Pensé que soltaría palabras de despecho y preguntaría si incluso ella me estaba abandonando. Comencé a caminar. Creí que alguien me habló, pero no mire atrás.

      Un camión grande pasó a mi lado levantando una ráfaga de viento. “Mamá.” Murmuré mientras observaba al autobús alejándose. El día que me separé de mamá también me subí a uno de esos autobuses. ¿Mi tía me abandonaría como lo hizo mi mamá? ¿Sería privado una vez más de una persona increíble? Levanté mi cabeza y los rayos del sol cayeron sobre mí. Entonces, mi mundo comenzó a colapsar. El sonido de las llantas golpeando el asfalto y el viento soplando a lo largo del río, varios recuerdos que tenía junto a mi tía se deshicieron en los rayos del sol. Me desplomé al suelo.

      (T/N: La palabra “tía” en esta nota no se refiere a una tía de sangre literalmente, en lugar de eso, se usa para referirse a la mujer que trabajaba en el orfanato. De pequeño, es un título por el que se podía llamar a una mujer mayor que actuaba como tutor o cuidador.)



      Un delgado rayo de luz cayó sobre el escritorio. Era luz que finalmente provenía a través de la ventana con el nombre de la escuela escrito en ella. Frente al aula, el profesor hablaba a través del micrófono, pero apenas lo escuchaba. Me senté en la fila más lejana con la cabeza abajo, tratando de encontrar alguna forma de atrapar la luz que se deslizaba por mis dedos.

      Salir del hospital no resolvió nada. En su lugar, sentí que di varios pasos atrás de donde había comenzado. La razón por la que me interesé en la academia privada fue por mi mamá preguntándome, “Sin siquiera un diploma de bachillerato, ¿Qué puedes hacer? ¿Vas a siquiera conseguir tu GED*?”, sus palabras me presionaron. No tenía una respuesta. No había nada que quisiera hacer ahora, y nada que pudiera hacer.

      Mientras me dirigía a la academia, mi corazón se sentía apretado. Era una carga el volver a estudiar, pero más que nada tenía miedo de estar entre personas poco familiares. Si alguien se daba cuenta de lo mío, ¿Qué debería hacer? ¿Qué debería decir si me preguntaban por qué no me gradué del bachillerato? Con miedo, recordé los momentos en la escuela que habían sido lanzados a un rincón de mi memoria.

      (*T/N: GED se trata de un examen de equivalencia del bachillerato. Los aplicantes toman este examen para probar que sus conocimientos y habilidades son similares a un egresado de nivel bachillerato. Se le considera como una opción alterna a un diploma de finalización de estudios de nivel medio superior.)



      Caminé, prestando atención a Jungkook quien me estaba siguiendo. Continuamente aparecían contenedores que se extendían a lo largo de las vías del tren. Es el cuarto contenedor desde el final. Hoseok había dicho que planeó encontrarse con Namjoon y Taehyung, también dijo que yo debería ir. Accedí, pero no pensé que realmente iría. Detestaba relacionarme con otras personas, es una realidad que Hoseok sabía también. Probablemente pensó que no iría realmente.

      Cuando lancé la puerta abierta, pude ver la cara de sorpresa de Hoseok. Y cuando se dio cuenta de Jungkook, se acercó con una expresión de emociones mezcladas, en su usual, manera exagerada. Pasé por un lado de ambos y encaré el interior del contenedor. “¿Cuánto tiempo ha pasado?” Pude escuchar el persistente sonido de Hoseok intentando abrazar a un avergonzado Jungkook.

      Poco después, entró Namjoon, junto con Taehyung. Un costado de la camiseta de Taehyung estaba roto. Cuando pregunté qué pasó, Namjoon fingió golpear a Taehyung. Llegó tarde porque había tenido que recoger a Taehyung de la estación de policía, porque el punk fue atrapado por estar haciendo graffiti. Mientras exageraba sus disculpas y temblaba, Taehyung dijo que rasgó su camiseta mientras intentaba huir de la policía.

      Me encogí en una esquina. Namjoon le dio a Taehyung una camiseta para que se cambiara, y Hoseok sacaba algunas cosas como hamburguesas y bebidas. En medio de todo, Jungkook estaba parado incómodamente, sin saber qué hacer. Mirando atrás, nuestra época de preparatoria también era así. En algún lugar del salón de almacenamiento, Namjoon estaba fastidiado mientras intentaba razonar con Taehyung, Hoseok estaba ocupado moviendo cosas, y Jungkook se paseaba por ahí sin saber cuál era su lugar.

      Había pasado un largo tiempo desde que nos reunimos de esta manera. No recordaba bien. ¿Qué pasó con Seokjin y Jimin? Pensé algo que no era propio de mí. Aunque este era un lugar el cual visitaba por primera vez, mi corazón se sentía extrañamente en calma.



      La casa de Hoseok estaba a mucha altitud. Al caminar durante un rato por la avenida principal y atravesar un callejón estrecho, encontrabas su casa en el último piso de la última casa. Mientras entrabamos a su hogar, que consistía en una habitación, se jactaba de que ese era el pico más alto de la ciudad, y que los lugares donde pasamos nuestra infancia y adolescencia estaban bajo nuestros pies. Como él mismo dijo, desde el tejado podías ver muchas cosas. No muy lejos ahí, se podía visualizar una estación de tren, al igual que los contenedores que se extendían por la extensión de los rieles. En uno de esos vivía Namjoon. Y si cambiabas un poco tu punto de vista, podías ver la escuela a la que asistíamos todos juntos.

      Mientras volteaba mi cabeza para observar la escuela, miré la otra punta de la ciudad. Seguido del pie de las montañas, se alineaba un gran complejo de apartamentos. Ese lugar era nuestra casa, no, la casa de mis padres. Huí del hospital sin decir nada. Probablemente contactaron a mis padres. Tal vez me estaban buscando en ese momento. Aún no tenía el coraje para enfrentar a mis padres. Salí del hospital, pero no pude ir a casa. Aun así, nunca quise regresar al hospital, pero no tenía a donde ir, y tampoco tenía un centavo. Hyung, quien estaba vacilante, me dijo que lo siguiera, y él nos guió todo el camino. Así es como terminamos en este lugar, la casa de Hoseok.

      Levantando mi vista, observé nuevamente el complejo de apartamentos. Algún día tendré que ir ahí. Tendré que encontrarme con mis padres y decirles que no pienso regresar al hospital de nuevo. Inhalé profundamente. De tan solo pensarlo, me hizo sentir que tendría una convulsión. En realidad, no creía poder soportar estar en otro lugar que no fuera el hospital. Me podrían llevar de nuevo a ese lugar. Estaba tan asustado de no poder soportarlo.



      Abrí la puerta de salida de emergencia y corrí escaleras abajo. Mi corazón palpitaba rápidamente y pensé que iba a explotar en mi pecho. La cara que vi bajo la luz del vestíbulo del hospital era la de mi mamá, definitivamente. Cuando regresé la vista, las puertas del elevador se abrieron y este se llenó de gente. Me escabullí entre las personas frenéticamente y seguí avanzando, y un poco más adelante, vi a mi mamá atravesar la salida de emergencia. Bajé corriendo de dos en dos pasos, con mi corazón nervioso. No me detuve y bajé varios pisos.

      ¡Mamá! Ella se detuvo. Avancé un paso más. Se giró para verme. Empezaba a distinguir la cara de mamá. Fue en ese momento. Mientras mis talones resbalaban en el borde del escalón, perdí el equilibrio. Cerré fuertemente los ojos pensando que iba a caer sobre mi cara cuando alguien me tomó del brazo. Cuando volteé a ver quién era, Jimin se quedó ahí, sorprendido. Sin tiempo de decir gracias, volví mi vista a la salida de emergencia.

      Pude ver a la mujer. Se miraba impactada. A su lado, un niño pequeño me miraba sorprendido con sus grandes ojos. No era mi mamá. Mientras miraba fijamente la cara de la mujer, me quedé sin palabras, parado sobre las escaleras.

      No recuerdo qué dije para salir de esa situación. Tampoco le pregunté a Jimin cómo había llegado ahí. Mi cabeza se sentía demasiado abrumada como para querer saber los detalles. Esa mujer no era mi madre. No estaba seguro si ya lo sabía desde el inicio o no. Han pasado más de 10 años desde que fui abandonado en el parque de diversiones. Mamá también tendrá que haber envejecido, y tendría que verse diferente a como la recuerdo. Incluso si me encontrara con ella, no la reconocería. No, ahora apenas recuerdo su rostro.

      Me di la vuelta y Jimin estaba siguiéndome sin decir palabra alguna. Jimin me contó que después de que nos separamos en el hospital, cuando íbamos a preparatoria, se ha quedado ahí desde entonces. Cuando le pregunté si se quería ir, no supo qué contestar. Quizá, Jimin era como yo, atrapado en los recuerdos, incapaz de olvidarlos o atraparlos. Encaré a Jimin y di otro paso.

      “Jimin. Salgamos de aquí.”



      Me salté las clases sin pensarlo, pero no tenía ningún lugar para ir en realidad. Era un día caluroso, no tenía dinero y tampoco nada que hacer. Namjoon fue quien sugirió que fuéramos al mar. Los más jóvenes se veían emocionados, yo no estaba a favor ni en contra de esa idea. “¿Tienen dinero?” A mis palabras, Namjoon hizo que todos vaciaran sus bolsillos. Algunas monedas, algunos billetes, pero no podíamos ir. Creo que Taehyung dijo “Podemos caminar.” La cara de Namjoon decía “Piénsalo por favor” pero todos reían mientras hablaban de sinsentidos mientras andaban por la calle. No tenía ganas de responder y me quede atrás. Los rayos del sol eran calurosos. Como era medio día, los árboles a las orillas no generaban sombra. Los autos pasaban sobre la calle sin aceras, dejando una nube de polvo a su paso.

      “Hay que ir ahí.” Esta vez también fue Taehyung. ¿O fue Hoseok? No me fije bien porque no me interesaba, pero fue alguno de ellos dos. Mientras caminaba con la cabeza abajo preocupado en el piso bajo mis pies, casi choco con alguien y me caigo. Jimin se quedó ahí parado. Los músculos de su cara temblaban como si hubiera visto algo escalofriante. “¿Estás bien?” Pregunté, pero parecía que no me escuchó. Ahí donde Jimin mantenía su mirada se distinguía una señal que decía Arboreto de Flores 2.2 km.

      “No quiero caminar.” Se escucharon las palabras de Jungkook. El sudor descendía de la cara de Jimin. Se miraba aterrorizado y como si estuviera a punto de colapsar. ¿Qué era? Lo sentí extraño. “Park Jimin”, lo llamé, pero tal como lo esperé, no se movió en lo absoluto. Levanté mi cabeza y miré esa señal de nuevo.

      “Oigan, hace calor, ¿Qué tiene de bueno ese arboreto? Vamos al mar,” Dije desinteresadamente. No sabía qué clase de lugar era el Arboreto de Flores, pero no creí que debíamos ir ahí. No sé el motivo, pero percibía un sentimiento extraño en Jimin. “Estamos cortos de dinero,” respondió Hoseok a mis palabras. “Les dije que caminemos,” proclamó Taehyung. “Creo que lo lograremos si caminamos hasta la estación de tren,” dijo Namjoon. “Pero nos tendremos que quedar sin comer.” Jungkook y Taehyung lloriquearon y Seokjin se rió. Jimin volvió a moverse cuando todos empezaron a dirigirse a la estación de tren. Con su cabeza mirando hacia abajo y sus hombros decaídos, Jimin era como un niño pequeño. Mire una vez más la señal. Las letras que leían Arboreto de Flores se iban desvaneciendo a la distancia.



      La mamá de Jimin cruzó la sala de emergencias. Revisando el nombre de las cabecillas de las camas y la etiqueta en los sueros intravenosos, uno a uno, logró encontrar a Jimin. Un poco dudoso, me acerqué para hablar sobre porque habían traído a Jimin a la sala de emergencias y de cómo había tenido un ataque epiléptico en la parada de autobús. Como si acabara de darse cuenta de mi existencia, la madre de Jimin me observó por un momento como si tratara de adivinar algo. La saludé, sin saber qué más hacer. La madre de Jimin me agradeció y luego se dio la vuelta.

      Ella me dio la cara una vez más cuando los doctores y enfermeros comenzaron a mover la cama e intenté seguirles. Mientras daba las gracias de nuevo, la señora me pasó de largo golpeando mi hombro. Más que un golpe, un ligero toque con su mano sería una descripción más adecuada. De pronto, se dibujó una línea entre la madre de Jimin y yo, que no podía percibir. Era una línea clara y firme. Era fría y sólida. Era una línea que nunca podría cruzar. Había vivido por más de diez años en el orfanato, así que pude percibirlo con todo mi cuerpo, con mis ojos, en el aire. En la confusión del momento, caí al piso mientras retrocedía. La madre de Jimin me dedicó una mirada sin expresión. Era pequeña y muy linda, pero su sombra lucía fría y enorme. Fui cubierto por esa sombra en el piso de la sala de emergencias. Cuando levanté mi cabeza, Jimin ya había sido sacado de la sala de emergencias y no pude verlo. Tras ese día, Jimin no regresó a la escuela.



      Vine solo al mar. Por el visor de la cámara, el océano se veía tan grande, azul, y tan abierto como siempre. La luz del sol que golpeaba en la superficie y se disipaba, y el viento que soplaba a través de los pinos del bosque se encontraban ahí, como siempre. Si había algo que cambiaba, era que me encontraba realmente solo. Mientras presionaba el botón de captura, la vista frente a mi brilló, y aquel día de hace dos años y diez meses desapareció tan rápido como apareció. Ese día, nos sentamos lado a lado frente al mar. Estábamos agotados, no teníamos nada y nos veíamos desamparados, pero estábamos juntos.

      Di la vuelta al coche y pise con fuerza el acelerador. Pase por el túnel y demás altos. Abrí la ventana del carro cuando llegué cerca de la escuela a la que asistimos juntos. Era una noche de primavera. El aire se sentía cálido, y las hojas de los cerezos florecían en los árboles que rodeaban la barda de la escuela. Dejando atrás la escuela, pase por varias intersecciones, y di vuelta hacia la izquierda y la derecha otras veces. Un poco más adelante, pude notar la luz de la gasolinera en la que Namjoon trabajaba.



      Mientras Hoseok estaba en su celular, comencé a juguetear pateando el sucio piso que estaba cubierto por su sombra. Su rostro demostraba con una sonrisa un “Park Jimin, has crecido mucho.” No tomó dos horas llegar a casa desde la escuela. No son ni 30 minutos si tomas el autobús, y si tomas los caminos principales, son solo 20 minutos. Sin embargo, él siempre insistía en tomar caminos alternos, caminar por pendientes pronunciadas, y cruzar los pasos peatonales. El año pasado, me transferí de escuela tras salir del hospital. La escuela estaba lejos de casa, y no conocía a nadie. Pensé que estaría bien. Ya me había cambiado de escuela muchas veces, y como no sabía cuándo tendría que volver al hospital otra vez, no pensé que fuera la gran cosa.

      Pero, lo conocí a él. No había pasado mucho desde el inicio del semestre. Como si nada, comenzó a venir y caminar durante dos horas a mi lado. Pasó un tiempo hasta que me di cuenta que su casa no quedaba por la misma dirección. No pude preguntarle por qué. Esperaba que nuestras sombras, avanzando lado a lado, juntos bajo los rayos del sol durante dos horas, continuarán por más tiempo, aunque fuera solo un día.

      Lancé una patada a su sombra de nuevo y escapé mientras él seguía en su celular. Colgó y comenzó a perseguirme. El ardiente sol derritió el helado, y el sonido de las cigarras taladraron en mis oídos. De pronto, tuve miedo. ¿Cuántos días como este quedaban por vivir?