ESTACIÓN SONGJU
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN
ESTACIÓN SONGJU
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN

    “¿Qué estás haciendo, sin matar a nadie?”

    Me regresé a mí mismo al presente por el grito desesperado de alguien. En la pantalla, había un juego de armas. Alguien gritó en mis auriculares que el enemigo había aparecido. Tomé el ratón inmediatamente. Disparé como loco. Los oponentes a los que disparé se sentían como muñecos sin relleno. Moví el ratón y miré alrededor del mapa, había unas vías de tren justo en el centro del mapa, y a ambos lados de esta vía había contenedores de metal amontonados por todos lados. Se parecía al pueblo de contenedores en la estación Song Ju.

    Cambié de arma. Era un arma automática que era capaz de disparar continuamente. A distancia, un enemigo con una bandana negra apareció. Apunté mi arma, pero por un segundo me pareció a alguien conocido. El enemigo estaba abatido en un solo estallido. No lo pensé dos veces en disparar a todos los que aparecieran. Inconscientemente, empecé a pensar en los hyungs. Me reí. Ahora que lo pienso, eran algo similar. Tomé cada una y avancé. Le disparé a cada enemigo que venía a los contenedores. Por un momento, volteo a ver a uno de ellos en el suelo. Pensé para mí mismo, ¿Ese es Namjoon hyung? Y en ese momento, la bala de alguien me dio en el hombro. Use el ratón para mirar y había alguien sosteniendo un arma. Era Seokjin hyung. Todo mi coraje se encendió a la vez.



    Observé al niño que comía su ramen apurado. Tendría algunos ocho, no, diez años creo. Incluso mientras devoraba sus fideos, volteaba a verme ocasionalmente. Pregunté por su nombre y él respondió “Es Woochang, Song Woochang.” Antes de eso, cuando la sopa del ramen manchó su camiseta y quedó con una mancha clara sobre ella, la talló con sus dedos y murmuró algo de que su abuela lo regañaría de nuevo.

    La primera vez que vi a Woochang fue hace dos meses. Había regresado de la estación de gasolina y Woochang estaba parado frente al contenedor que estaba atrás del mío. En ese momento, pensé que estaba buscando un atajo para salir de estación Songju y entrar a este lugar. El área de contendores no era un área para que un niño viviera. Pero, dos semanas después, lo vi pateando una pelota de fútbol sin cascarón por su cuenta, a un lado de los terrenos vacantes junto a los contenedores. Después de eso, me topé con Woochang varias veces. Siempre estaba corriendo por ahí solo hasta altas horas de la noche, usando la misma camiseta, pantalones y tenis. Con solo una mirada, era obvio que no había un adulto para cuidar de él. No había nada que pudiera hacer por él. Incluso cuidar de mi iba más allá de mis posibilidades. Siempre pasaba por ahí, fingiendo no conocer a Woochang.

    El día de hoy, cuando mi turno en la estación de gasolina terminó y regresé a la aldea de contenedores, eran pasadas las 11 PM. Mientras buscaba mis llaves en mi bolsillo, pude ver una sombra agacharse. Era Woochang. Como siempre, si apagaba mi preocupación se detendría. Todo terminaría su encontraba mi llave, abría la puerta, cocinaba ramen yo solo, y trataba de dormir. Pero hoy, no podía hacer eso. No quería hacer eso.

    Miré el cielo. Había estado nublado todo el día. Incluso en el cielo nocturno, nubes grises y llenas de agua, no podías observar ninguna estrella. De pronto, me dio hambre. Si recordaba bien, solo tenía un paquete de ramen en mi contenedor. No había procurado ninguno y no tendría que hacerlo en el futuro. Esas eran mis circunstancias. Miré la llave que había sacado de mi bolsillo. Recordé el paisaje que observé en mi camino de regreso de la aldea rural. Pensé en la frase que había escrito en la ventana del autobús.

    Caminé hacia donde estaba Woochang.



    Tras mi cumpleaños número diecinueve, mi mundo cambió drásticamente una vez más. Ya no podría estar bajo los cuidados del gobierno ni quedarme en el orfanato. Con el dinero que me dieron al dejar el sistema y lo que pude ahorrar de mi trabajo de medio tiempo pude comprar una casa. No podía siquiera imaginar quedarme en el área del restaurante Two Star Burger. Busqué por la estación Songju, pero no hubo mucha diferencia. Al final, todo lo que logré hacer fue caminar por una calle inclinada. La casa de azotea se encontraba en la parte interior de una calle sin salida.

    Arrastré mi maleta por las escaleras de hierro. Había abandonado el orfanato en el que viví por doce años, pero aun así no tenía mucho equipaje. Tuve todo listo con solo organizar unas cuantas prendas de ropa y zapatos, así como unos pequeños muebles que había comprado del centro de reciclaje.

    Aun así, mudanza es mudanza, así que cuando finalmente terminé, ya era de noche. Incluso con el clima de febrero, estaba sudando. Mientras abría la puerta de hierro con un crujido, el frío viento de invierno se coló dentro del lugar. Salí y me recargué sobre la baranda. Pude observar a Songju bajo mis pies. Traté de localizar el orfanato con mi vista. Siguiendo el río hacia la izquierda, y a la izquierda de una señal en forma de trébol podía observar el lugar. Con las luces neones y faros del lugar no podía apreciar bien el orfanato.

    Volteo mi vista para observar la casa en la azotea. Una pequeña habitación que apenas es una habitación. Una habitación tan desgastada que en verano estaría caluroso como si se tratara de un calentón, y en invierno, el viento frío se metería por las grietas. Pero, ese lugar era el único que existía para mí. El lugar en el que podía ser yo mismo. Un lugar donde podría tener miedos sinsentidos o esperanzas con la que otros pudieran divertirse. Un lugar en el que podía reír o llorar tanto como mi corazón quisiera. “Hagámoslo bien.” Grité esto mientras encaraba la casa de azotea. La casa más alta de la ciudad, este lugar que se sentía tan cerca del cielo nocturno, era mío a partir de hoy.



    Me salté las clases sin pensarlo, pero no tenía ningún lugar para ir en realidad. Era un día caluroso, no tenía dinero y tampoco nada que hacer. Namjoon fue quien sugirió que fuéramos al mar. Los más jóvenes se veían emocionados, yo no estaba a favor ni en contra de esa idea. “¿Tienen dinero?” A mis palabras, Namjoon hizo que todos vaciaran sus bolsillos. Algunas monedas, algunos billetes, pero no podíamos ir. Creo que Taehyung dijo “Podemos caminar.” La cara de Namjoon decía “Piénsalo por favor” pero todos reían mientras hablaban de sinsentidos mientras andaban por la calle. No tenía ganas de responder y me quede atrás. Los rayos del sol eran calurosos. Como era medio día, los árboles a las orillas no generaban sombra. Los autos pasaban sobre la calle sin aceras, dejando una nube de polvo a su paso.

    “Hay que ir ahí.” Esta vez también fue Taehyung. ¿O fue Hoseok? No me fije bien porque no me interesaba, pero fue alguno de ellos dos. Mientras caminaba con la cabeza abajo preocupado en el piso bajo mis pies, casi choco con alguien y me caigo. Jimin se quedó ahí parado. Los músculos de su cara temblaban como si hubiera visto algo escalofriante. “¿Estás bien?” Pregunté, pero parecía que no me escuchó. Ahí donde Jimin mantenía su mirada se distinguía una señal que decía Arboreto de Flores 2.2 km.

    “No quiero caminar.” Se escucharon las palabras de Jungkook. El sudor descendía de la cara de Jimin. Se miraba aterrorizado y como si estuviera a punto de colapsar. ¿Qué era? Lo sentí extraño. “Park Jimin”, lo llamé, pero tal como lo esperé, no se movió en lo absoluto. Levanté mi cabeza y miré esa señal de nuevo.

    “Oigan, hace calor, ¿Qué tiene de bueno ese arboreto? Vamos al mar,” Dije desinteresadamente. No sabía qué clase de lugar era el Arboreto de Flores, pero no creí que debíamos ir ahí. No sé el motivo, pero percibía un sentimiento extraño en Jimin. “Estamos cortos de dinero,” respondió Hoseok a mis palabras. “Les dije que caminemos,” proclamó Taehyung. “Creo que lo lograremos si caminamos hasta la estación de tren,” dijo Namjoon. “Pero nos tendremos que quedar sin comer.” Jungkook y Taehyung lloriquearon y Seokjin se rió. Jimin volvió a moverse cuando todos empezaron a dirigirse a la estación de tren. Con su cabeza mirando hacia abajo y sus hombros decaídos, Jimin era como un niño pequeño. Mire una vez más la señal. Las letras que leían Arboreto de Flores se iban desvaneciendo a la distancia.