CALLE
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN

    Debido al shock me mantuve quieto por un momento. Seokjin estaba sentado en su auto. Había escuchado de Namjoon que había regresado, pero era la primera vez que lo veía cara a cara. Tenía el ceño fruncido mientras buscaba algo en su celular. Eso ya era extraño por sí mismo. No era como si su rostro hubiera cambiado mucho desde antes. Ni yo mismo podría explicarme porque estaba sorprendido. Frío. Seco. Vacío. No importa la palabra, no era suficiente para describir su cara. No, ninguno de ellos se veían parecidos en lo absoluto. Era un día de primavera, pero sentí un escalofrío repentino. Sin darme cuenta, me estremecí. La cara que veía en mis sueños era esa definitivamente.

    Volteé mi cabeza cuando Jungkook dio vuelta en la esquina. Jungkook miró a su alrededor con una expresión de urgencia mientras caminaba por un callejón y corría. Ante eso, Seokjin abrió la puerta del auto y salió de él con un gesto irritado. Debido a la distancia no pude escuchar muy bien, pero al leer sus labios parecía que dijo “Olvídalo” de forma molesta. Continuó su camino hacia un motel y dejó caer algo en la entrada, mirando en la dirección por la que Jungkook había huido.



    “Estúpido perro callejero. No podías esperar solo un momento, eres tonto.” Había corrido hasta el vecindario en el que estaba, pero no podía encontrar a Dubu. Miré la hora y ya habían pasado 20 minutos. ¿Qué tan lejos pudo haber ido un perro de apenas dos meses en solo 20 minutos? Sudaba bajo el ardiente sol de inicio de verano. Mi garganta estaba a punto de reventar de tanto llamar a Dubu, sintiéndose sofocada por dentro. Tuve que soltar la correa por un momento para revisar mi celular. Cuando vi alrededor, Dubu había desaparecido. Comencé a correr nuevamente. Revisé callejón tras callejón, y en los portones que estaban abiertos. Grite “Dubu” con todas mis fuerzas. Solo la gente que pasaba me volteaba a ver.

    Mientras corría, reprendía a Dubu por ser un cachorro tonto. Estaba enojado y dije que él era así porque es un perro callejero. Pero, incluso en ese momento, sabía que no era culpa de Dubu. Fue mi error. Le quité los ojos de encima. No lo estaba vigilando y solté la correa. Tuve una insignificante conversación y reí por lo bajo, sin saber a dónde se había ido Dubu. ¿Había huido a propósito? Mientras ese pensamiento se hacía presente, me detuve de pronto. Era porque Dubu no disfrutaba de estar junto a mí. Vivir juntos solo era algo bueno para mí. Tal vez para Dubu, significaba estar lejos de su familia, nada más ni nada menos.

    De pronto, escuché el sonido del ladrido de Dubu junto a un sonido de golpeteos. Al principio pensé que estaba escuchando cosas, pero vi a Dubu, quien no era una alucinación, dar vuelta en el callejón y correr hacia mí. Su pequeño cuerpo de dos años venía brincando por el camino inclinado, sus orejas volando en el aire y su hocico bien abierto. “Dubu,” lloriquee en voz alta, y me doble sobre mis rodillas, y Dubu brinco sobre mí. “¿A dónde fuiste? ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Recordabas mi olor?” Apenas el perro estuvo en mis brazos y lamió mis mejillas, surgió en mí una extraña emoción. Supongo que soy la única familia de la que depende Dubu. Supongo que también puedo ser necesario para alguien. Supongo que puedo ser ese alguien a quien volver. Como si se estuviera sofocando, Dubu intentó liberarse, pero lo sujeté con aún más fuerza.

    (T/N: Dubu es el nombre del perrito. Significa “tofu.”)



    No podía percibir nada más que el golpeteo de la música en mi cabeza. Cuánto bebí, qué lugar era, que estaba haciendo. No quería saberlo, y tampoco era importante. Era de noche cuando me tambaleé en la calle. Me balanceé y caminé. No importa si fuera un peatón, un anuncio, una pared, choqué con ellos sin tener cuidado. No me importaba. Tan solo quería olvidarlo todo.

    Aun así la voz de Jimin resaltó. “Hyung. Jungkook…” Lo siguiente que recuerdo es que subí las escaleras del hospital como loco. El pasillo del hospital era extrañamente largo y oscuro. Personas usando batas de paciente pasaban de largo. Mi corazón latía rápidamente. Los rostros de los demás eran pálidos y sin expresión. Todos parecían muertos. El sonido de mi corazón desfallece en mi cabeza.

    A través de la puerta ligeramente abierta, Jungkook estaba recostado. Sin que me diera cuenta, mi cabeza volteó bruscamente. No podía verlo. En ese momento, vino a mí repentinamente el sonido de un piano, fuego, de un edificio colapsado. Cubrí mi cabeza y caí al suelo. “Es tu culpa.” Ellos decían, “Si tan solo no hubiera sido por ti.” La voz de mi madre, no mi voz, no, la voz de alguien. Esas palabras me atormentaron varias veces. Quería creer que no era así. Pero Jungkook estaba ahí acostado. Por el corredor pasaban pacientes con sus rostros pálidos como si fueran muertos viniendo de aquí y allá, Jungkook estaba postrado ahí. Definitivamente no podía entrar ahí. No podía confirmarlo. Mientras me ponía de pie, mis piernas flaquearon. Salí de ahí, pero las lágrimas cayeron. Era casi de risa. No podía recordar la última vez que lloré.

    Mientras cruzaba por el cruce de peatones, alguien tomó mi brazo y me hizo girar bruscamente. ¿Quién era? No, no me importa. No importa quien fuera, da igual. No te me acerques. Vete. Por favor, déjame solo. No quiero lastimarte. Tampoco quiero ser lastimado. Así que por favor, no te acerques a mí.



    Comencé a dar pasos más lentos a propósito y me concentré en escuchar los pequeños pasos que corrían tras de mí. Hoy era la tercera vez que me los topaba en la tienda de conveniencia. Si había algo diferente hoy, eran esos pasos huyendo tan pronto como me veían. Luego, se detuvieron en un pequeño terreno vacío detrás de la tienda de conveniencia, cuando me aparecí por ahí, volvieron a esconderse. Parecía que se habían escondido bien, pero su sombra se proyectaba sobre el piso del terreno baldío. Me reí. Cuando caminé más, fingiendo no verlo, comenzaron a seguirme.

    Entré por un estrecho callejón. Ese era el único lugar en el vecindario donde los faros de luz de las calles no estaban rotos. El callejón era largo, y la luz mercurial estaba ubicada hasta la mitad del camino. Cuando una fuente de luz está frente a ti, las sombras se proyectan detrás de ti. Ahora mi sombra se proyectaba muy por detrás de mí. Tal vez podría alcanzar los pies de la persona que me seguía mientras sostenía su respiración. Una vez que llegué al pie del poste de luz, mi sombra desapareció debajo de mí. Comencé a caminar con más prisa. Mientras rebasaba la luz de la calle, mi sombra comenzó a rebasar mi cuerpo. No mucho después, una sombra que no era la mía apareció sobre el camino cimentado. Cuando dejé de caminar, la otra persona se detuvo también. Las sombras de diferente tamaño se mantuvieron lado a lado.

    “Voy a esperar hasta que llegues aquí,” La sombra se sobresaltó por la sorpresa. Mantuvieron su aliento como si no estuvieran ahí. “Puedo verlo todo.” Y apunté a la sombra. Poco después, el sonido de pasos deliberados comenzó a acercarse. Me reí.



    Mientras Hoseok estaba en su celular, comencé a juguetear pateando el sucio piso que estaba cubierto por su sombra. Su rostro demostraba con una sonrisa un “Park Jimin, has crecido mucho.” No tomó dos horas llegar a casa desde la escuela. No son ni 30 minutos si tomas el autobús, y si tomas los caminos principales, son solo 20 minutos. Sin embargo, él siempre insistía en tomar caminos alternos, caminar por pendientes pronunciadas, y cruzar los pasos peatonales. El año pasado, me transferí de escuela tras salir del hospital. La escuela estaba lejos de casa, y no conocía a nadie. Pensé que estaría bien. Ya me había cambiado de escuela muchas veces, y como no sabía cuándo tendría que volver al hospital otra vez, no pensé que fuera la gran cosa.

    Pero, lo conocí a él. No había pasado mucho desde el inicio del semestre. Como si nada, comenzó a venir y caminar durante dos horas a mi lado. Pasó un tiempo hasta que me di cuenta que su casa no quedaba por la misma dirección. No pude preguntarle por qué. Esperaba que nuestras sombras, avanzando lado a lado, juntos bajo los rayos del sol durante dos horas, continuarán por más tiempo, aunque fuera solo un día.

    Lancé una patada a su sombra de nuevo y escapé mientras él seguía en su celular. Colgó y comenzó a perseguirme. El ardiente sol derritió el helado, y el sonido de las cigarras taladraron en mis oídos. De pronto, tuve miedo. ¿Cuántos días como este quedaban por vivir?