CASA DE YOONGI
UBICACIÓN FÍSICA
MENCIÓN SIGNIFICATIVA DE LA UBICACIÓN
MENCIÓN DE LA UBICACIÓN

  • ¡La casa de Yoongi puede encontrarse en el libro de letras gráficas de You Never Walk Alone así como en el de House of Cards! ¡El exterior de su apartamento puede encontrarse en el libro de letras graficas de You Never Walk Alone!

    • ¿Cuál es el motivo de que esa melodía aparezca repetidamente después de perder a una persona con la que ibas a presentarla con guitarra? Me desplome en el sofá y observé el piano. Después de que me expulsaran de la escuela, me deshice de la tecla de piano de mi madre. El único objeto que mantuve de la casa que colapsó en el incendio; me deshice de esa tecla a medio quemar por la ventana de mi apartamento. Pensé que ese sería el final. Decidí no tocar el piano nunca más.

      Era el amanecer del día siguiente cuando corrí por las escaleras tras ser incapaz de esperar el elevador. Sentía que apenas había caído dormido, pero el sol ya estaba saliendo. De pronto, los eventos del día anterior llegaron a mi mente. No había nada sobre la maceta debajo de mi ventana. El guardia de seguridad dijo que el camión de la basura había venido no hace mucho. Y así es como perdí la tecla de piano de mi madre.

      Tras ese día, renuncié a la música en diversas ocasiones. Ahora, ya no. No volveré nunca más. La música no es nada. Pero, incluso cuando huía, lo sabía. Perdería mi voluntad, y como esa vez que corrí por las escaleras, retomaría la música de nuevo. La música era para mí como un objetivo. Con la música, sentía dolor, pero también mucha libertad. Era tan confuso como claro. Miedo y confianza propia, esperanza y desesperación, sentía que vivía junto a esas emociones tan conflictivas.

      De pronto, quería tocar el piano. Por ello, quería encontrarme con el yo que pretendía ser fuerte, pero que en realidad era un cobarde y un miedoso. Quería decir maldiciones y ser sarcástico, sentir dolor, golpear, quebrar, persistir y aceptar, y llorar. Y no quería huir. Quería completar esa melodía que había sido hecha para el piano y la guitarra. Pensé que esta vez podría lograrlo.



      Atravesé la puerta y tomé el envoltorio que dejaron en el último cajón del tocador. Cuando le di la vuelta, una tecla de piano cayó al suelo. Lancé la tecla a medio quemar al bote de basura y me recosté en la cama. No podía superar mi corazón ardiente, y mi respiración estaba entrecortada. Mis dedos ya estaban manchados de hollín.

      Cuando el funeral terminó, fui a la casa que había sido destruida por el fuego, yo solo. Cuando entré a la habitación de mi madre, pude ver el piano de ella quemado hasta ser irreconocible. Vacilé un poco y me senté. El sol de la tarde se coló por la ventana, y solo me mantuve sentado mientras comenzaba a esconderse. Durante los últimos destellos de luz, varias teclas del piano comenzaron a rodar al suelo. Me pregunté qué clase de sonido saldría si las presionara. Me pregunté cuántas de ellas habían sido tocadas por los dedos de mi mamá. Guardé una tecla en mi bolsillo y me fui de la habitación.

      Han pasado casi cuatro años desde aquella vez. La casa estaba en silencio. Se sentía tan callada que pensé que me volvería loco. Como eran más de las 10 pm, mi padre estaba dormido, así que tenía que mantener hasta mi respiración. Esa era la regla en esta casa. Mantener ese silencio era difícil. No es fácil mantenerse con los horarios, reglas y formatos. Pero más que eso, la cosa que no podía soportar era que seguía viviendo en esa casa después de todo eso. Recibía el sustento que me daba mi padre, comía junto a él, escuchaba sus regaños. Podría oponerme a él, extraviarme, abandonar a mi padre, con quien me pelearía y dejaría solo en casa; pero no tenía el coraje para practicar la libertad de manera real, y no solo de palabras. Me levanté de la cama de pronto. Saqué la tecla de piano del bote de basura que estaba bajo el escritorio. Cuando abrí la ventana, el viento nocturno golpeó con fuerza. Los sucesos del día de hoy fueron llevados por el viento y llegaron como una bofetada. Lancé esa tecla con todas mis fuerzas por el aire. Habían pasado diez días desde la última vez que fui a la escuela. Escuché que me habían expulsado. Ahora, incluso si no quisiera, podría ser echado de esta casa. Traté de escuchar detalladamente, pero no capté el sonido de la tecla golpeando el suelo. No pude ser capaz de saber el sonido que haría no importa que tanto me concentrara en ello. No importa cuánto tiempo pasara, esa tecla no sería capaz de volver a hacer ese sonido. Nunca volveré a tocar el piano de nuevo.



      Maté el tiempo dando vueltas, deambulando en la tienda de conveniencia. A veces, solía saltarme clases, saltando la pared de la parte de atrás de la escuela secundaria de Song Ju. Algunas veces esperaría a los hyungs en el parque que se encuentra cruzando la calle desde la tienda de conveniencia. Mire a mí alrededor. Ya había pasado un tiempo desde que visité este vecindario, pero no ha cambiado mucho. Recuerdo que la casa/las casas* de Yoongi hyung y Jungkook estaban por esta área. Mientras observaba mi entorno, vi algo que parecía un grafiti dentro de las paredes de los callejones a mi derecha. Lucía como el trabajo de Taehyung. Caminé en esa dirección.

      Inconscientemente, me detuve frente a los dibujos. Se trataba de la cara de alguien garabateada en toscas líneas negras con ninguna pista de calidez. Dije “alguien”, pero sabía de quién era ese rostro. Era el de Seokjin hyung. Tan pronto como pensé en hyung, la cara de alguien parecía sobreponerse sobre la otra. Era un rostro completamente diferente, pero ambas caras lucían idénticas. Tenían los mismos ojos. Ojos desalmados. Solo ahí me di cuenta de a quien tenía que encontrar.

      (*T/N:La traducción en inglés especifica que no le es clara esa parte del texto, pues no sabe si se refiere a si ambos Jungkook y Yoongi vivían en la misma casa, o cada quien en su respectiva casa en esa área. La traductora al inglés decidió mantener ambigüedad, así que decidí respetar eso y dejarlo de la misma manera)