Atravesé la puerta y tomé el envoltorio que dejaron en el último cajón del tocador. Cuando le di la vuelta, una tecla de piano cayó al suelo. Lancé la tecla a medio quemar al bote de basura y me recosté en la cama. No podía superar mi corazón ardiente, y mi respiración estaba entrecortada. Mis dedos ya estaban manchados de hollín.
Cuando el funeral terminó, fui a la casa que había sido destruida por el fuego, yo solo. Cuando entré a la habitación de mi madre, pude ver el piano de ella quemado hasta ser irreconocible. Vacilé un poco y me senté. El sol de la tarde se coló por la ventana, y solo me mantuve sentado mientras comenzaba a esconderse. Durante los últimos destellos de luz, varias teclas del piano comenzaron a rodar al suelo. Me pregunté qué clase de sonido saldría si las presionara. Me pregunté cuántas de ellas habían sido tocadas por los dedos de mi mamá. Guardé una tecla en mi bolsillo y me fui de la habitación.
Han pasado casi cuatro años desde aquella vez. La casa estaba en silencio. Se sentía tan callada que pensé que me volvería loco. Como eran más de las 10 pm, mi padre estaba dormido, así que tenía que mantener hasta mi respiración. Esa era la regla en esta casa. Mantener ese silencio era difícil. No es fácil mantenerse con los horarios, reglas y formatos. Pero más que eso, la cosa que no podía soportar era que seguía viviendo en esa casa después de todo eso. Recibía el sustento que me daba mi padre, comía junto a él, escuchaba sus regaños. Podría oponerme a él, extraviarme, abandonar a mi padre, con quien me pelearía y dejaría solo en casa; pero no tenía el coraje para practicar la libertad de manera real, y no solo de palabras.
Me levanté de la cama de pronto. Saqué la tecla de piano del bote de basura que estaba bajo el escritorio. Cuando abrí la ventana, el viento nocturno golpeó con fuerza. Los sucesos del día de hoy fueron llevados por el viento y llegaron como una bofetada. Lancé esa tecla con todas mis fuerzas por el aire. Habían pasado diez días desde la última vez que fui a la escuela. Escuché que me habían expulsado. Ahora, incluso si no quisiera, podría ser echado de esta casa. Traté de escuchar detalladamente, pero no capté el sonido de la tecla golpeando el suelo. No pude ser capaz de saber el sonido que haría no importa que tanto me concentrara en ello. No importa cuánto tiempo pasara, esa tecla no sería capaz de volver a hacer ese sonido. Nunca volveré a tocar el piano de nuevo.
"Traducción al español por @7Valeria_7 para Universo Bangtan y Map of the BU. Traducción al inglés por @writer_court para The BTS Effect. No distribuir sin respetar TODOS los créditos."